Imagen de portada: Los crímenes de la Rue Morgue (2023), por Ailín González

Limitar la obra literaria de Edgar Allan Poe al género del Horror sería tan injusto como reduccionista. Su prosa incluyó ensayos filosóficos y científicos no siempre valorados en su momento y habitualmente ignorados en la actualidad. El escritor nacido en Boston usó con frecuencia sus relatos de ficción para transmitir profundas reflexiones filosóficas. Su altura intelectual, su erudición y su inquietud cultural le hicieron abordar sin complejos temas científicos de los que en ocasiones ofreció hipótesis polémicas que, sin embargo, alcanzaron un carácter visionario. Incluso llegó a escribir no pocos relatos satíricos donde el humor se imponía o convivía pacíficamente con otros efectos e intenciones, como en Conversación con una momia (1841) y El sistema del Doctor Alquitrán y el Profesor Pluma (1845), relato este último transcurrido en el interior de un manicomio y tan célebre que fue adaptado al teatro del Grand- Guignol por André De Lorde en 1903 y al cómic por Dino Battaglia en 1972.

Poe es considerado con toda justicia el gran pionero, casi el inventor, del género policíaco en literatura. Aunque William E. Burton se adelantó con su relato La cámara secreta (1837), fue Poe quien sentó las bases de un género que ha gozado de éxito y popularidad desde entonces hasta la actualidad gracias a la creación de un personaje, Auguste Dupin, detective protagonista de tres de sus relatos policíacos fundacionales: Los asesinatos en la Rue Morgue (1841), El misterio de María Rogêt (1842) y La carta robada (1845). Con su personalidad carismática y peculiar, casi excéntrica, y sus método de investigación analítica, Auguste Dupin constituyó un claro precedente y seguro referente para literatos de la talla de Arthur Conan Doyle cuando crea a Sherlock Holmes, Gaston Leroux cuando concibe a Joseph Rouletabille  o Agatha Christie cuando inventa al detective belga Hercules Poirot. En otras palabras, si Sherlock Holmes es el detective de ficción por antonomasia, Auguste Dupin fue uno de sus modelos. Los relatos protagonizados por Dupin están escritos en primera persona por otro personaje, amigo y compañero, al modo en que décadas después aplicaría Conan Doyle con las aventuras de Holmes narradas a través de su amigo Watson. El planteamiento naturalista adoptado por Poe en sus relatos policíacos descartaban totalmente la presencia de lo sobrenatural pero no así de lo extremadamente truculento, con presencia de lo que hoy calificaríamos como gore en muchos de ellos, caso del espeluznante y brutal acto asesino en Los asesinatos en la Rue Morgue.

Además, Poe escribió otros inteligentes relatos de investigación criminal, ya sin la presencia de Monsieur Dupin, como Manuscrito encontrado en una botella (1833) y El escarabajo de oro (1843).

Dr. Carlos A. Cuéllar Alejandro

Poe como pionero del género policíaco