El pasado 5 de mayo presentábamos nuestro libro La vanguardia prerrafaelista. Levantando el velo, un recorrido por esta fascinante corriente artística que desafió las estándares de su tiempo y se convirtió en un referente para futuros creadores. Hoy os dejamos una entrevista con su coordinador, el Dr. Carlos A. Cuéllar de la Universitat de València, para conocer más sobre el surgimiento de esta publicación y los misterios esconde.
Pregunta: ¿Cómo surge la iniciativa de publicar el libro La vanguardia prerrafaelista y cuál fue tu rol como coordinador?
Respuesta: La iniciativa surgió de los responsables de Ediciones Aulós. El Dr. Pedro Ortega Ventureira, en concreto, se puso en contacto conmigo y tuvo la generosidad de proponerme la coordinación de un libro colectivo sobre un tema que nos apasiona a los dos. El paso siguiente fue conformar un grupo de colaboradores competentes que pudieran integrar en sus textos el rigor académico y una prosa atractiva, pues los conocimientos por sí solos no bastan si queremos que la divulgación cultural sea eficaz, es necesaria una comunicación capaz de conectar con la entidad lectora.
Mi rol ha sido simple, he coordinado un equipo formado por personas altamente cualificadas que en realidad no necesitaban directrices. Además, he participado como co-autor aportando dos de los capítulos del libro. También lo ha hecho el Dr. Pedro Ortega Ventureira, que ha tenido a bien compartir con nosotros y con la futura entidad lectora sus conocimientos sobre la obra de John William Waterhouse, uno de los pintores más apreciados de la tercera generación prerrafaelista.
P: ¿Cómo definirías el movimiento prerrafaelista?
R: Percibo el Prerrafaelismo como un movimiento pionero de la vanguardia artística en el Arte Contemporáneo, una vanguardia tardorromántica británica que proyecta una mirada nostálgica al pasado medieval y proto-renacentista y revoluciona la praxis artística alejándose de los postulados académicos vigentes. Su virtuosismo técnico posibilitó un hiperrrealismo plástico que lo hermanó con las aportaciones de la fotografía, y su interés por la Historia, la Mitología y el Ocultismo hicieron del Prerrafaelismo la semilla del Simbolismo.
P: ¿Qué diferencia a los prerrafaelistas de otros movimientos artísticos del momento?
R: Fundamentalmente, el hecho de ser un grupo vanguardista cuando todavía no existían las vanguardias de las que tanto ha hablado la Historia del Arte como disciplina académica. El Prerrafaelismo nació mucho antes que el Impresionismo, que el Fauvismo, la Abstracción, el Expresionismo, el Surrealismo y todos los “ismos” que siempre destaca la historiografía. Los jóvenes rebeldes que conformaron la Hermandad Prerrafaelista (muchos de ellos menores de edad) se posicionaron contra la corriente imperante y sufrieron las consecuencias. El hecho de mirara al pasado para revolucionar el presente no fue una actitud exclusiva del Prerrafaelismo, pero fueron los primeros en usar esa estrategia. El Prerrafaelismo merece un lugar mejor del que se le suele adjudicar, y esta revalorización, iniciada ya en los años 80 del siglo pasado, forma parte de una necesaria re-escritura de la Historia del Arte, pues la Historia del Arte como disciplina académica, viene condicionada por modas historiográficas y ninguna de ellas tiene derecho a cerrar la visión que tenemos del pasado.
P: ¿Qué impacto tuvo el prerrafaelismo en la sociedad de la época y cómo fue percibido por la crítica?
R: Cuando surgen en el Londres de 1848, su obra resulta escandalosa para los parámetros y el gusto imperantes en ese momento. Podríamos afirmar, sin miedo a la exageración, que buena parte de la crítica oficial se ensañó con crueldad, incluso. Basta con leer los textos publicados en esos años. Por supuesto, hubo también honrosas excepciones a ese respecto y John Ruskin fue la más importante, sin duda alguna, pues se convirtió en el gran apólogo del Prerrafaelismo, y su extraordinaria influencia intelectual y social contribuyó a que la producción prerrafaelista fuera siendo aceptada, valorada y asimilada por la sociedad de su época en un tiempo relativamente corto.
P: ¿Por qué crees que, hoy en día, el prerrafaelismo no es un movimiento pictórico ampliamente conocido?
R: Yo no diría eso, de hecho creo que mucha gente lo conoce sin darle ese nombre o, dicho de otro modo, lo consumimos constantemente sin quizás ser conscientes de ello. Tres de los capítulos del libro, de hecho, están exclusivamente dedicados a la presencia del Prerrafaelismo en el arte actual: desde el cine al video-clip, pasando por las series de televisión y la producción pictórica. Por poco que prestemos atención, descubriremos que la moda, la fotografía, el diseño, el cómic, incluso algunas barajas de Tarot son deudoras de la estética prerrafaelista. Si te fijas, todos los años se publican obras de ficción literaria en cuya portada se reproduce algún cuadro prerrafaelista, por ejemplo.
Para el libro hemos tenido el privilegio de contar con la preciosa colaboracíon del Dr. Juan Antonio Sánchez López, Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Málaga y uno de los mayores especialistas españoles en el estudio del Video-Clip. Su texto va a sorprender a quien lo lea, pues revela el uso de citas directas que esa corriente audiovisual postmoderna hace de obras prerrafaelistas. La Doctora Bernia Mitjans Altarriba, por su parte, centra su estudio en las pintoras postmodernas Madeline von Voerster, Gail Potocki y en la ilustradora Victoria Francés.
Por otro lado, y si me baso en mi experiencia como docente universitario, diría que el Prerrafaelismo es una de las corrientes artísticas que más gusta al alumnado, especialmente entre las chicas. Es algo perceptible en las aulas, en el contacto diario con los estudiantes.
En suma, creo que el Prerrafaelismo forma parte de nuestro modo de ver y sentir la vida, al menos en los países occidentales mediana o plenamente desarrollados. Poco a poco, ha ido impregnando nuestra cultura y ha influido a otras por lo que pueda tener de exótico para ellas, ahí tienes el ejemplo de la pintora e ilustradora Kinuko Y Craft, sin ir más lejos.
P: ¿Qué crees que aporta el estudio del prerrafaelismo a nuestra comprensión del arte y la cultura?
R: Resulta evidente, sin el Prerrafaelismo no hubiera existido el Simbolismo, ni la revalorización del trabajo artesanal, ni el diseño contemporáneo. En su magnífico texto para el libro, la historiadora y medievalista valenciana Noemí Martínez Navarro centra su estudio en la figura de William Morris y su familia, de importancia fundamental para el desarrollo posterior de la historia del arte. Yo pregunto ¿Hubieran sido posibles y el Modernismo y del Art Déco si antes no hubiera existido el Arts & Crafts? ¿De dónde surgen las escuelas actuales de Artes y Oficios? Pero es que, además, el Prerrafaelismo ayuda a entender el arte postmoderno, pues existen paralelismos obvios (y a veces sorprendentes) entre la transición del siglo XIX al XX, y la del siglo XX al XXI. Conocer el Prerrafaelismo es conocer uno de los pilares de la cultura contemporánea. Entender lo que somos hoy en día pasa, entre otras cosas, por entender y apreciar el Prerrafaelismo.
P: ¿Cuál fue el papel de las mujeres en el movimiento prerrafaelista y cómo se ve reflejado en su obra?
R: En su texto, Noemí Martínez Navarro también nos recuerda que la Hermandad Prerrafelista y su círculo demostró tener una sensibilidad especial ante la situación que las mujeres sufrían en la Inglaterra victoriana, de modo que en sus cuadros no solo abordaron con sentido crítico y social asuntos tan espinosos como la prostitución, sino que también facilitaron el estudio y aprendizaje de técnicas artísticas a las mujeres del grupo que se interesaron por ello, en un momento en el que la Royal Academy todavía negaba la posibilidad de que una mujer realizara estudios académicos al respecto.
Aunque es indudable el impacto iconográfico que tuvo el Prerrafaelismo gracias a la creación y divulgación de una tipología femenina basada en modelos como Jane Burden (luego casada con William Morris), Elizabeth Siddal, Fanny Cornforth o Maria Zambaco, por citar las más conocidas, desde hace décadas son muchas las investigadoras que han sacado a la luz que la posición de la mujer en el Prerrafaelismo no fue únicamente la de ejercer como modelos para los pintores. También alguna de ellas fueron artistas, desde la poetisa Christina Rossetti hasta la pintora Evelyn de Morgan, pasando por la labor en la Arts & Crafts de Jane Morris (antes Jane Burden) y su hija May, la labor como acuarelista de Elizabeth Siddal, la importancia de la afamada fotógrafa Julia Margaret Cameron y la aportación de muchas otras mujeres que habían sido ignoradas por la historiografía.
P: ¿Cuál es tu opinión sobre la influencia del prerrafaelismo en la cultura contemporánea?
R: Es una influencia fundamental, y resulta lógico porque si algo caracteriza a la creatividad contemporánea, a la producción postmoderna, es su capacidad para el reciclaje de referentes artísticos procedentes del pasado. Todo artista tiene la opción de continuar, rechazar o adaptar la riquísima tradición artística situada a sus espaldas. Se ha hecho siempre en estos 35.000 años que llevamos de historia del arte. Pero es que una de las tesis que siempre he defendido en mis publicaciones es que las similitudes culturales entre las segunda mitad del siglo XIX y las últimas décadas del siglo XX y primeras del XXI han contribuido a que la estética prerrafaelista se convierta en uno de los referentes más recurridos, directa o indirectamente, por la creación contemporánea, más allá de las modas. Las generaciones vivas estamos mucho más hermanados con las generaciones prerrafaelistas de lo que pensamos.
P: ¿Cuál es tu obra favorita de algún artista prerrafaelista en particular y por qué?
R: Mira, se supone que soy especialista en Historia del Cine y si me preguntaras cuál es mi película favorita te diría que no tengo “una” película favorita ¡tengo cien! Lo mismo te respondería con respecto al Prerrafaelismo. Esta corriente me enamoró cuando hice mi primer viaje a Londres, siendo un adolescente, y he sido leal a ese amor hasta el día de hoy. Pero ya que preguntas, te nombraré alguna de mis obras favoritas confesándote los motivos reales (es decir, los personales) de esa predilección. Temo no ser original si te confieso que una de ellas es Ophelia (1852) de John Everett Millais, es la favorita de mucha gente, y creo que lo es por su virtuosismo técnico, por su estudiado poder de atracción de nuestra mirada, por la meticulosidad y profundidad en el tratamiento de un tema trágico de valor universal, pues al fin y al cabo está extraído del Hamlet de William Shakespeare. Fue la primera obra prerrafaelista que vi en mi vida, en vivo y en directo, colgada de un muro en la Tate Gallery, y te confieso que no había manera de separarme de ella. No podía ir a contemplar otros cuadros porque este me atraía como un imán. Pero no hay un único cuadro, como te he dicho antes, mi amor ecologista hacia la Naturaleza hace que me apasione la elección del tema y la excelencia pictórica de William Holman Hunt en Our English Coasts (1852); me fascina el trasfondo mitológico del tipo femenino representado en Proserpine (1874) de Dante Gabriel Rossetti; y, por citar un último ejemplo, aprecio el extraordinario ejercicio de traducción artística que hizo Edward Burne-Jones, a partir del cuento de hadas de La Bella Durmiente, en el conjunto de cuadros que conformaron la serie The Briar Rose (1870-1890) con ese simbolismo onírico, evocador y andrógino que tanto caracterizó a su autor.
Héctor Montón Julve
Entrevista a Carlos Cuéllar, coordinador de “La vanguardia prerrafaelista”